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El viento y las hojas amarillas se habían vuelto cómplices una vez más. Los árboles dejaron caer sus vestidos y las hojas formaron torbellinos dorados alrededor de los enamorados. Todo a su alrededor cambiaba, el suelo cambió de gris a amarillo, habían pasado de un largo y soleado verano a un triste y oscuro invierno, y el cabello de la chica, perfectamente peinado, ahora ostentaba una corona de naturaleza muerta. Pero el otoño daba la seguridad que los corazones adolescentes siempre desean al descubrir por primera vez aquello que hace que escribamos poemas como "Shall I compare thee to a summer's day...", porque el otoño es la única estación que permite ver cómo el sol cae a la tierra.